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La cuna de Peter Keler, la utopía, el nuevo hombre de la Bauhaus

La cuna diseñada por Peter Keler en 1922 es uno de los objetos más icónicos de la Bauhaus, el movimiento que revolucionó la arquitectura, el diseño y el pensamiento estético del siglo XX. Inspirada por las ideas de Wassily Kandinsky donde las formas geométricas y los colores primarios crean un lenguaje universal, la cuna combina un diseño funcional con un simbolismo profundo, una representación condensada de la utopía moderna de la Bauhaus, del “nuevo hombre” y el cambio social. 

El año 2021 a la espera de nuestro primer hijo construimos para él una réplica lo más exacta que pudimos de la cuna ícono del movimiento moderno de la Bauhaus. La puesta en práctica de la utopía fue -como siempre- llena de imprevistos. Y ahí radica su encanto. Como decía Galeano, la utopía sirve para caminar.

La cuna moldea la mente del niño desde sus primeros días, sumergiéndolo visual y sensorialmente en un mundo donde la armonía, la funcionalidad, la sencillez y la belleza están intrínsecamente entrelazadas en un microcosmos de orden y equilibrio. La Bauhaus aspiraba a redefinir al ser humano a través de un entorno diseñado racionalmente, donde cada objeto y cada espacio -fuese una cuna o un edificio- contribuía al bienestar individual y colectivo, construyendo los cimientos de una nueva sociedad alejada de lo innecesario y próxima a la belleza de la verdad, de la esencia misma de la utilidad. Así, la cuna de Keler es un pequeño manifiesto que busca, con la educación estética y sensorial desde la infancia, moldear individuos más sensibles, conscientes, racionales y conectados con su entorno. Siguiendo el programa revolucionario, la Bauhaus no solo diseñaba objetos, diseñaba futuros y lo hacía desde la cuna. 

Su diseño de formas elementales, círculos, triángulos y rectángulos, que más que formas, son ideas condensadas, verdades universales, representaciones de un mundo bajo el dominio de la razón. Los colores rojo, azul y amarillo de origen primario, los bloques fundamentales de todo el resto del espectro cromático como la representación física y sensible de la forma. Su fabricación con materiales industriales como madera contrachapada, acero y pintura esmaltada, de uniones y juntas simples que reflejaban el espíritu de los tiempos. Todo en la cuna es una primera lección tácita sobre la lógica y la belleza del mundo, educando al recién nacido visualmente, conectándolo con un lenguaje estético y una lógica universal.

Así, la cuna se convierte en algo más que un objeto funcional; en su simplicidad radical, desafía al mundo ornamentado y elitista del diseño burgués, para cambiarlo por uno brutalmente simple, pero cargado de cuidado, sentido y propósito; una pieza pequeña con vocación de obra de arte total (gesamtkunstwerk) que captura la esencia de un movimiento que creyó que el diseño podía cambiar el mundo.

La Bauhaus, fundada en 1919 por Walter Gropius en Weimar, Alemania, fue una escuela revolucionaria de arte, diseño y arquitectura que marcó un antes y un después en la modernidad. Su enfoque integrador buscaba unir artesanía, arte y tecnología para transformar la vida cotidiana. En su corta existencia, que abarcó tres sedes (Weimar, 1919-1925; Dessau, 1925-1932; y Berlín, 1932-1933) y diversos directores como Gropius, Hannes Meyer y Ludwig Mies van der Rohe, la Bauhaus rompió con los estilos decorativos del pasado, priorizando la funcionalidad, las formas simples y el uso de materiales industriales. A pesar de su cierre en 1933 bajo la presión del régimen nazi, su legado perdura como un pilar del diseño moderno, inspirando una visión utópica de un mundo donde el arte y la técnica se unen para mejorar la sociedad.

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