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Kimal-Lo Aguirre: El imperativo del paisaje frente a la mega-infraestructura

El proyecto de transmisión eléctrica Kimal-Lo Aguirre, esencial para la transición energética de Chile, representa un desafío territorial de gran envergadura. Este artículo, enmarcado en teorías contemporáneas y consolidadas de la arquitectura del paisaje y el urbanismo (Waldheim 2006; McHarg 1969), sostiene que la magnitud, el impacto paisajístico y las implicaciones socio-espaciales de esta megalínea exigen una participación activa y temprana de disciplinas como la arquitectura, el diseño urbano, la planificación territorial y, fundamentalmente, el paisaje. Su integración en un proceso dominado por las ingenierías es fundamental para mitigar efectos adversos, potenciar beneficios y asegurar una inserción armónica y funcional de la infraestructura en los diversos contextos que atraviesa.

Publicación: Artículo publicado en la Revista AOA Edición Nº52

Palabras clave: Kimal-Lo Aguirre, infraestructura energética, planificación territorial, diseño urbano, paisaje, arquitectura, impacto ambiental, urbanismo paisajístico, Ian McHarg, Charles Waldheim, Chile.

Introducción

Chile busca avanzar hacia una matriz energética más limpia, donde el proyecto de la línea de transmisión de corriente continua Kimal–Lo Aguirre, actualmente en proceso de evaluación ambiental en el SEA (Conexión Kimal Lo Aguirre S.A. 2023), se plantea como una pieza angular. Con una extensión aproximada de 1.500 kilómetros[1], y utilizando el potencial renovable del desierto de Atacama para abastecer la zona central del país, esta iniciativa no sólo representa una proeza técnica, sino también una intervención territorial de gran escala, cuyos impactos —sobre ecosistemas sensibles y comunidades locales— aún plantean desafíos relevantes en términos de integración social y ambiental.

Una mirada más detenida sobre esta megalínea subraya la necesidad de un análisis detallado y multidisciplinario, formulando una invitación a todos los expertos en estas áreas a involucrarse en el análisis y difusión de los diferentes aspectos e impactos de un proyecto colosal. Se pone de relieve la imperiosa necesidad de que las disciplinas proyectuales y de planificación del territorio –arquitectura, diseño urbano, planificación territorial y, con especial énfasis, el paisaje– asuman un rol protagónico desde las fases iniciales de proyectos de esta naturaleza y escala.

El desafío territorial y la pertinencia de las disciplinas proyectuales

La envergadura de la línea Kimal-Lo Aguirre, con sus miles de torres de hasta 78 metros de altura (SGA Gestión Ambiental 2023a, p. 103-114), trasciende la mera funcionalidad energética para convertirse en un elemento estructurante –y potencialmente disruptivo– del territorio. En este contexto, la intervención sobre el paisaje y el territorio adquiere una dimensión estratégica que va más allá de la simple mitigación. La línea atraviesa paisajes de alto valor natural y cultural, y en el área de afectación al paisaje, se establece un área de más de 10.000 km2 (más de 1.000.000 de hectáreas) que el proyecto define según el espacio visual máximo al que puede acceder un observador común desde y hacia el área del Proyecto (SGA Gestión Ambiental 2023b). Esta vasta extensión subraya la magnitud del impacto visual y ecológico.

La envergadura territorial del proyecto Kimal-Lo Aguirre, con sus aproximadamente 1.500 km de extensión, es comparable en magnitud lineal a la Ruta 5 Panamericana, la principal arteria vial de Chile que atraviesa el país de norte a sur. Al igual que la Ruta 5 ha tenido impactos transformadores y permanentes en el ordenamiento territorial, la conectividad, el desarrollo económico y los paisajes de las zonas que cruza, se anticipa que una infraestructura energética de la escala de Kimal-Lo Aguirre generará efectos igualmente profundos y de largo plazo, reconfigurando las dinámicas espaciales y socioeconómicas de los territorios involucrados y planteando desafíos significativos para la planificación integrada y la gobernanza.

Frente a esta escala de intervención, la disciplina del paisaje, informada por legados como el de Ian McHarg y teorías contemporáneas como el urbanismo paisajístico, ofrece un marco robusto. McHarg (1969), con su obra seminal Design with Nature, sentó las bases para una planificación ecológica que internaliza las dinámicas de los sistemas naturales en el proceso de diseño. Para un proyecto lineal como Kimal-Lo Aguirre, esto implicaría realizar una cartografía detallada de las aptitudes ecológicas del territorio, identificando zonas de fragilidad, corredores biológicos y valores paisajísticos intrínsecos, para informar y moldear una intervención de esta naturaleza.

Charles Waldheim (2006, p. 1) argumenta que el paisaje ha emergido como un modelo para el urbanismo contemporáneo, “singularmente capaz de describir las condiciones para la urbanización radicalmente descentralizada, especialmente en el contexto de entornos naturales complejos”. En este sentido, la megalínea no es solo un vector energético, sino una forma de “urbanización” lineal que reconfigura vastas extensiones del territorio. Waldheim señala que el paisaje se ha convertido en “el lugar disciplinario más relevante para debates históricamente alojados en la arquitectura, el diseño urbano o la planificación”, en parte debido a la incapacidad de estas últimas para “ofrecer explicaciones coherentes, competentes y convincentes de las condiciones urbanas contemporáneas” (Waldheim 2006, p. 1). En la visión tradicional de la infraestructura, con frecuencia se limitaba al paisaje a un papel secundario, considerándolo un “maquillaje escenográfico” para entornos cuya concepción y operatividad recaía en otras especialidades, una crítica también formulada por James Corner (Corner, 1999). Sin embargo, el urbanismo paisajístico, tal como lo describe Waldheim, propone un cambio radical: “las prácticas contemporáneas del urbanismo paisajístico recomiendan el uso de sistemas infraestructurales y los paisajes públicos que éstos engendran como los mecanismos mismos de ordenación del campo urbano” (Waldheim 2006, p. 2). Así, el trazado de Kimal-Lo Aguirre, sus servidumbres y sus estaciones asociadas podrían concebirse no como cicatrices a ocultar, sino como oportunidades para articular nuevos espacios públicos, restaurar ecosistemas fragmentados o crear corredores ecológicos multifuncionales a lo largo de sus 1.500 kilómetros.

 Esta visión reconoce la singular habilidad del paisaje para gestionar la dinámica temporal, la transformación, la adaptación y la sucesión, aspectos indispensables en infraestructuras duraderas. Se afirma que el paisaje es el medio esencial para las interacciones ecológicas y, por ende, la infraestructura del porvenir. Esto implica que la planificación de la línea Kimal-Lo Aguirre debería considerar su servidumbre como una “infraestructura ecológica” activa. La “conflación, integración e intercambio fluido entre sistemas ambientales (naturales) e infraestructurales (diseñados)” (Waldheim 2006, p. 5) es una de las ventajas implícitas del urbanismo paisajístico. Por tanto, la disciplina del paisaje no solo debiera identificar impactos, sino diseñar activamente el corredor de la línea para dinamizar el espacio y lograr efectos urbanos o territoriales sin la necesidad de emplear los aparatosos mecanismos de la creación espacial clásica.

Asimismo, el diseño urbano y la arquitectura juegan un papel crucial desde la escala macro hasta la micro. Si bien la línea es predominantemente rural, sus puntos de inicio y fin, así como los cruces con asentamientos humanos y otras infraestructuras, demandan una aproximación desde estas disciplinas. Las subestaciones eléctricas, por ejemplo, son instalaciones industriales de gran tamaño que requieren un diseño arquitectónico que considere su integración al entorno y su seguridad. Además, la proximidad de las torres a comunidades exige un diseño urbano que pondere distancias, accesibilidad para mantenimiento y la percepción de seguridad y calidad de vida de los residentes. La arquitectura de las propias torres, aunque estandarizada, podría explorarse para reducir su impacto visual o incluso dotarlas de un valor estético en ciertos tramos, alejándose de la simple optimización tecnológica para buscar, como diría Kenneth Frampton (1983) en su llamado a un “regionalismo crítico”, una forma adaptada a la infraestructura.

Finalmente, la complejidad inherente a Kimal-Lo Aguirre recalca la necesidad de una planificación integrada orientada hacia una auténtica gobernanza territorial del proyecto, superando un enfoque puramente ingenieril o sectorial. La planificación territorial integrada, que convoque a las disciplinas mencionadas junto a ingenieros, ecólogos, sociólogos y, fundamentalmente, a las comunidades locales, es esencial. La mirada territorial y sistémica inherente a la disciplina del paisaje, permite dimensionar la escala, impacto e influencia que un mega proyecto como éste ejerce sobre el paisaje, sobre el espacio geográfico y social, sobre el territorio. Waldheim (2006, p. 5) apunta a cómo el urbanismo paisajístico se ha vuelto relevante para reordenar sitios postindustriales y abordar “servidumbres de varios sistemas infraestructurales como los eléctricos”, llenando un vacío dejado por la planificación tradicional que ha abdicado en parte de “proponer diseños físicos”. El diseño urbano puede facilitar estos procesos mediante herramientas de visualización y participación.

Hacia una nueva ecología infraestructural

El éxito de un proyecto como Kimal-Lo Aguirre no se medirá sólo en megawatts transportados, sino en su capacidad para integrarse respetuosa y propositivamente en los territorios que habita. Las disciplinas que se adentran en la comprensión del medio desde una perspectiva espacial, y con la capacidad de modelar el espacio y planificar el territorio, tales como la arquitectura, el diseño urbano, la planificación, el paisaje, juegan un papel fundamental. Como señala Waldheim (2006, p. 3), el paisaje ha emergido como “el medio más relevante a través del cual construir un ámbito público significativo y viable” en las ciudades contemporáneas.

La arquitectura, el diseño urbano, la planificación territorial y, crucialmente, la arquitectura del paisaje, no deben ser especialistas a los cuales se recurre de forma tardía para remediar impactos, sino actores centrales desde la concepción hasta la materialización y gestión de estas nuevas geografías energéticas. Su involucramiento temprano y significativo es una condición necesaria para que la transición energética sea también una transición hacia un desarrollo territorial más equitativo, resiliente y estéticamente consciente, donde la infraestructura se convierta en un ordenador del campo territorial. Solo así, proyectos de la envergadura de Kimal-Lo Aguirre podrán trascender su condición de mera infraestructura para convertirse en verdaderos catalizadores de un futuro sostenible e integrado para Chile.

Texto elaborado a partir de la investigación visual “Megalínea de transmisión eléctrica Kimal-Lo Aguirre” realizada por Archipiélago el año 2024.


Referencias bibliográficas

Conexión Kimal Lo Aguirre S.A. Estudio de Impacto Ambiental “Línea de Transmisión Eléctrica HVDC Kimal – Lo Aguirre”. Servicio de Evaluación Ambiental, 20 de octubre de 2023. https://infofirma.sea.gob.cl/DocumentosSEA/MostrarDocumento?docId=2023/10/20/c3a2-ec89-4d8e-9d76-52f6ad80a6cd.

Corner, James, ed. 1999. Recovering Landscape: Essays in Contemporary Landscape Architecture. New York: Princeton Architectural Press.

Corner, James. 2006. “Terra Fluxus.” En The Landscape Urbanism Reader, editado por Charles Waldheim. New York: Princeton Architectural Press.

Frampton, Kenneth. 1983. “Towards a Critical Regionalism: Six Points for an Architecture of Resistance.” En The Anti-Aesthetic, editado por Hal Foster. Seattle: Bay Press.

McHarg, Ian L. 1969. Design with Nature. Garden City, NY: Natural History Press.

Rochette, Nicole, y Nicolás Sánchez. “Megalínea de transmisión eléctrica Kimal-Lo Aguirre.” Archplg Archipiélago, Noviembre 2024. https://archplg.cl/megalinea-de-transmision-electrica-kimal-lo-aguirre/.

SGA Gestión Ambiental. “Capítulo 1: Descripción del Proyecto.” En Estudio de Impacto Ambiental “Línea de Transmisión Eléctrica HVDC Kimal – Lo Aguirre”. Preparado para Conexión Kimal Lo Aguirre S.A. Servicio de Evaluación Ambiental: SGA Gestión Ambiental, 18 de octubre de 2023. https://seia.sea.gob.cl/archivos/2023/10/18/Cap._1_Descripcion_del_Proyecto_VF.pdf.

SGA Gestión Ambiental. “Anexo 3-19.A: Línea de Base Paisaje – Metodología, Área de Influencia y Determinación de las Macro y Subzonas de Paisaje.” En Estudio de Impacto Ambiental: Línea de Transmisión Eléctrica HVDC Kimal – Lo Aguirre. Preparado para Conexión Kimal Lo Aguirre S.A. Santiago, Chile: SGA Gestión Ambiental, Octubre 2023.

Waldheim, Charles. 2006. “Landscape Urbanism.” En The Landscape Urbanism Reader, editado por Charles Waldheim. New York: Princeton Architectural Press.

[1] La cifra exacta de la longitud de la línea puede variar ligeramente según la fuente técnica específica del proyecto; sin embargo, todas las estimaciones superan los 1.400 km.

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